EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Definir lo que es patrimonio musical no es tarea fácil. Por un lado, tenemos la palabra “patrimonio” la cual hace referencia a herencia, conservación y perpetuación de unos aspectos culturales que forman el imaginario social. Es decir, el patrimonio configura en cierta manera la identidad, en este caso la identidad santanderina. Por otro lado, tenemos la música, que es en sí un arte fugaz y efímero. Por eso de la música solo nos queda el recuerdo de esa experiencia sensorial. Toda expresión musical que se manifieste ante un público determinado queda de alguna forma guardada en nuestra memoria contribuyendo al imaginario popular.

     Uno de los problemas de la música popular es que en muchos casos la relegamos a la memoria y no a su conservación en alguna forma material.  Es por ello que la música popular puede caer en el olvido a medida que el tiempo avanza a pesar de que hace referencia a las propias vivencias y al sentimiento de pertinencia que presenta un individuo en un tiempo y espacio concretos. Es por tanto un elemento en continua construcción. Y este imaginario surge y se crea a partir de las experiencias y relaciones de los individuos de una misma sociedad enclavada en un tiempo y un espacio determinado, que en este caso sería la ciudad de Santander. Sin embargo, actualmente encontramos que el proceso globalizador, los medios de comunicación masivos, las nuevas tecnologías, la facilidad en definitiva de acceder a todo tipo de música, interfieran en el término de patrimonio al cual estábamos acostumbrados provocando en muchos casos que este patrimonio musical tradicional por su propia intangibilidad pueda verse especialmente afectado.
Ahí es donde las instituciones deben entrar con el fin de recuperar, fomentar y divulgar las manifestaciones musicales y culturales propias como elemento enriquecedor del acervo social de un pueblo.  

     Desde principios de los años 30 del siglo XX se tiene constancia de la existencia de una música muy particular vinculada a nuestra ciudad de Santander. Una música vinculada al Bolero y la Habanera (uno cubano de raíz española y otra española de raíz cubana) son la herencia cultural,
sentimental e inmaterial del indiano cántabro. Una música nacida de los lazos surgidos por la emigración entre México, Cuba y Cantabria. Una música llegada de América y que fue acogida y se reinventó por artistas locales como es el caso del trío formado por Domingo Lemaur, Antonio Trigos y el indiano Pío que les trajo partituras de boleros en 1939, el mismo año en que Machín llegó a España desde Francia, huyendo de la Segunda Guerra Mundial. La agrupación músico vocal, Cuarteto Piquio, formado por: Rafael Villegas, Jose Medrano, Jesus Garcia, y Jose Luis Varela; siendo Rafael Villegas, el fundador de dicha agrupación. Rafael Villegas Blanco comenzó su andadura musical a los 5 años en 1927, en el Colegio de los Salesianos. A finales de los años 30 creó el grupo “Aldomar”, con Manuel Aldomar Méndez. A principios de los años 40 creó el Trío Piquio y, poco después, el Cuarteto Piquio, ya consolidándose con este nombre, grabando con la famosa productora Columbia.

     Rafael Villegas, es considerado por muchos el mayor autor y compositor de la historia en su género musical: canción montañesa y marinera, y  con una carrera musical de 80 años compuso temas como: Bella Cantabria (la primera canción original a Cantabria), Mi Santander (la primera canción original a Santander), Dicen que vienen los Turcos: Somos de Santander y aquí no hay más que hablar ente ente…, Gente Como En La Montaña, Cuatro Pañuelucos Tengo, Noche De San Juan, El Veraneo, Las Lecheritas, Dicen que Vas y Vienes, Que Bonito es mi rancho, Si te Casas en Pedreña, Tengo una Novia en Reinosa… y muchas más, y siendo el primer compositor en Cantabria en hacer una  banda sonora en la película: La Niña de Luzmela.

     Unos boleros que poco a poco fueron evolucionando y fueron adaptándose en Santander, a sus gentes, paisajes y paisanajes.
Así podemos ver un claro ejemplo de esta música propia de un lugar y de un tiempo -en este caso Santander- y que lo personifica perfectamente el mítico grupo de “Los Carabelas”. La historia de “Los Carabelas” recoge 68 años del devenir sentimental de Santander y de Cantabria desde su nacimiento en 1956.  Ya en 1969 grabaron su primer disco con canciones dedicadas a su tierra como el bolero “María del Puerto” y “Mi bella Tierruca”. En 1977, cuando se adopta el nombre de “Cantabria”, graban el primer disco de la historia con el nombre de la flamante provincia, titulado “A Cantabria”, y cuando en 1981 se conforma como “Comunidad Autónoma” separada de Castilla, “Los Carabelas” graban su disco “Nuestras cosas”, como inicio de su “música popular”.
La extraordinaria producción discográfica de Los Carabelas, plasmada a lo largo de 52 producciones: 19 CDs, cinco discos sencillos “singles”, 11 Lps y 19 casetes (el grupo cántabro con más discos editados), ha conformado la banda sonora de la historia sentimental de Cantabria durante más de medio siglo. La “música popular” ha convertido a Los Carabelas en la referencia del orgullo del pueblo cántabro por sus raíces y por su dilatada historia, representan la propia historia musical de Cantabria.  
Los Carabelas han sido – y son- los más fieles testigos de la historia musical de esta Cantabria de indianos y, como tales, sus inicios
musicales estuvieron marcados por las músicas que llegaron secularmente desde América al puerto santanderino (el cuarto puerto trasatlántico más importante de España) y que ha sobrevivido como herencia inmaterial de los indianos cántabros, con aroma de ron y melaza, de caña de azúcar y tabaco, de bolero, habanera y músicas hispanoamericanas.

     Desde su fundación en 1956 y hasta la actualidad, “Los Carabelas” han tenido un nombre común: Ernesto Alonso, quien fundó la primigenia formación del trío bajo el nombre de “Los Piedras Blancas” y que, con denominaciones posteriores como “Los 3 Bahía”, llevaron su música por Europa antes de adoptar, en 1968, el definitivo nombre de “Los Carabelas” con el que hicieran llegar a todo el mundo el nombre de Cantabria con sus discos de bolero y de música hispanoamericana repartidos a lo largo de diez años desde los Hoteles Hilton de Madrid, de Estambul o de Marbella. Sus últimos componentes fueron El propio Ernesto Alonso (segunda voz y requinto), Cholo Mariño (primera voz, que sustituyó a Julio Lasa y este a su vez a Ernesto Parapar) y Gonzalo González (que sustituyó a Víctor Blanco).

     Otro ejemplo de esta música es el cuarteto “los Puertochiqueños”. Este grupo se creó inicialmente como trío vocal al inicio de la década de los años 40, siendo sus componentes iniciales Agustin Martinez y los hermanos Manuel “Lolo” y Ricardo “Chiqui” Ocejo. Adoptaron el nombre del popular barrio marinero de Santander, donde los tres nacieron a finales de los años 30. Un grupo nacido de las influencias musicales propias con la canción marinera, la canción montañesa, como las asimiladas históricamente como el bolero y la habanera, y especialmente las influencias musicales contemporáneas de aquellos años 40 tanto españolas como americanas, convirtiendo al Puertochico de los años 40, en un auténtico crisol musical en el que Agustin Martinez, Lolo y Chiqui, se desenvolvían como pez en el agua, pues bebieron de todas esas fuentes obligados por esa misma dureza de infancia y adolescencia. La historia personal de los fundadores del cuarteto, los Puertochiqueños corrió paralela al propio desarrollo de la ciudad en los años 30 y 40. El carácter de la música de “Los Puertochiqueños” es fiel reflejo del propio acervo cultural de Puertochico, que es como decir, el carácter o el alma popular de la misma Santander.  
También debemos hacer una mención especial al quinteto “Los Cántabros”, formado en el verano de 1948 por profesores músicos de Madrid y músicos cántabros, como el santanderino Manolo Delgado, que fue campeón de España de Acordeón, y los pianistas Samperio padre y Miguel Angel Samperio hijo que fuera compositor Boleros, el quinteto “Los Cántabros” tomó un vapor en el puerto de Santander hacia Veracruz, tras acabar su temporada veraniega en 1951 y en México permanecieron hasta finales de 1954 acompañando en el escenario artista de la talla de Lucero, Tena o bolerista Lucho Gatica.

       No podemos olvidar en último término al trío «Los Brisas» de Santander, fundado en 1952, es el trío de boleros más veterano de España y uno de los más veteranos del mundo en activo con la misma formación. El Trío «Los Brisas», formado en el Sardinero de Santander en el año 1952 bajo el nombre de «Los Brisas del Sardinero» interpretaban, además de boleros, habaneras y canción montañesa actuando entonces principalmente al finalizar las sesiones de los cines de Santander, Astillero, Renedo y toda Cantabria.

     Esto es una muestra del patrimonio musical santanderino y cántabro que se desarrolló en el siglo pasado en nuestra tierra y que forma parte de las vivencias, el acervo, de varias generaciones y los regionalistas de Santander consideramos necesario proteger, fomentar y recuperar, puesto que es parte intrínseca de la historia de Santander y de Cantabria.  

     Es por todo lo expuesto, que los regionalistas de Santander proponemos la siguiente

PROPUESTA DE RESOLUCIÓN

  • Promover la colocación de una estrella en el Paseo de la Fama del Barrio de Tetuán a “Los Carabelas”, así como un código QR que remita a su historia en la placa que tienen en el Auditórium del Sardinero.
  • Colocación de una placa honorífica, así como un código QR que remita a su historia, al grupo “Cuarteto Piquio” en un lugar visible en los Jardines de Piquio al término de su reforma.
  • Colocación de una placa honorífica, así como un código QR que remita a su historia, al grupo “Los Brisas” en un lugar visible en la Plaza de las Brisas del Sardinero
  • Colocación de una placa honorífica, así como un código QR que remita a su historia, al grupo “Los Puertochiqueños” en un lugar visible en el entorno de Puertochico.
  • Promover el reconocimiento de esta música santanderina como bien de interés local (B.I.L.) o catalogado.